Champiñones rellenos.

Nada tan fácil de encontrar como champiñones, tienen un precio muy asequible, además de ser agradecidos a la hora de cocinarlos.

No sé si os pasará a vosotros, pero siempre suelo encontrar un trozo de cebolla en el frigorífico, un diente de ajo, ...El caso es que podemos usar esos restos olvidados para realizar un plato sabroso y sencillo.

6 u 8 champiñones grandes.

2 lonchas de jamón de York (si es serrano mejor todavía).

Un poco de cebolla, ajo, especias al gusto.

Un poco del queso olvidado en un rincón, (ese que casi usamos como arma arrojadiza).

Un poco de vino blanco, aceite, especias al gusto.

1º Limpiamos los champiñones, retirando el tronco (el cual usaremos en otro plato).

2º Picamos muy fino la cebolla, ajo y jamón. Añadimos las especias, en mi caso escogí romero.

3º Rellenamos bien los champiñones.

4º Echamos un buen chorro de vino en una sartén, un poco de aceite, ponemos los champiñones en su interior, a fuego medio los 5 primeros minutos. después añadimos el queso por encima, otros 5 minutos a fuego fuerte para que se consuma el caldo.

Si no hay jamón no hay problema, un buen picadillo de verduras dara también un resultado espectacular.

A ser posible se sirven calientes, aunque a temperatura ambiente también están bien. Sirven tanto para aperitivos como para acompañar carnes. A vuestra elección.

Los champiñones más usados en cocina son los llamados Champiñones de París, porque se popularizo su cultivo en el siglo XVII en Francia, aunque también es conocido como "Bola de nieve". Es un hongo muy valorado en dietas por su casi nulo aporte de grasas. La composición de este hongo es:

Más que una gran cantidad de minerales, el champiñón contiene una gran variedad destacando el contenido en Selenio, Fósforo, Magnesio y Potasio.